LA CUESTIÓN DEL AGUA
II. LA CUESTIÓN DEL AGUA
El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia,
porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas
terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores
sanitarios, agropecuarios e industriales. La provisión de agua permaneció
relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la
demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo
término. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento
de agua, sufren períodos de disminución del recurso, que en los momentos
críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad.
La pobreza del agua social se da especialmente en África, donde grandes
sectores de la población no acceden al agua potable segura, o padecen sequías
que dificultan la producción de alimentos. En algunos países hay regiones con
abundante agua y al mismo tiempo otras que padecen grave escasez.
Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua
disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. Entre los
pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las
causadas por microorganismos y por sustancias químicas. La diarrea y el cólera,
que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son
un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil. Las aguas
subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que
producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo
en países donde no hay una reglamentación y controles suficientes. No pensemos
solamente en los vertidos de las fábricas. Los detergentes y productos químicos
que utiliza la población en muchos lugares del mundo siguen derramándose en
ríos, lagos y mares.
Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible,
en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido
en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el
acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y
universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es
condición para el ejercicio de los demás derechos humanos.
Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al
agua potable, porque eso es negarles el derecho a
la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se
salda en parte con más aportes económicos para proveer de agua limpia y
saneamiento a los pueblos más pobres. Pero se advierte un derroche de agua no
sólo en países desarrollados, sino también en aquellos menos desarrollados que
poseen grandes reservas. Esto muestra que el problema del agua es en parte una
cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas
conductas en un contexto de gran inequidad.
Una mayor escasez de agua provocará el aumento del costo de los alimentos
y de distintos productos que dependen de su uso. Algunos estudios han alertado
sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas
décadas si no se actúa con urgencia. Los impactos ambientales podrían afectar a
miles de millones de personas, pero es previsible que el control del agua por
parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales
fuentes de conflictos de este siglo.
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