PERÚ: EL GOLPE DE ESTADO DE 1968
Al final del
mandato del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde
el país ya removido por la acción guerrillera y por un movimiento laboral en
franco proceso de radicalización, ingresaba desde 1965 a un periodo de
impotencia y represivo. Esto trajo como consecuencia una alta movilización de
sectores sociales, crisis en los partidos tradicionales y una permanente
inestabilidad política.
A ello se le
agregó la manifestación de la crisis económica y una sensación de
ingobernabilidad. El sistema de los partidos que compartían la escena política,
entró en crisis.
Las reformas
en la propiedad del agro empresarial, así como en los campos de la prensa,
educación, por nombrar sólo algunos, determinó una compleja y contradictoria
relación entre gobierno y tendencias políticas. A diferencia de otros gobiernos
militares, el velasquismo no ilegalizó a ningún partido político, pero sí
hostilizó a alguno de ellos.
Pero el
gobierno sí había variado los términos de relación en la representación
política: clausura del parlamento y supresión de los procesos electorales. Con
ello dejaba sin carta de juego a los partidos tradicionales que quedaron así
desactivados. Pero el mismo gobierno creó, a pesar y contra las reformas,
nuevos espacios de lucha política con agentes sociales vitalizados por las
mismas y generadores de acciones de masas nunca antes visto en la historia
peruana.
(El Peruano,
05 de noviembre de 1998)
El golpe de Estado de 1968
Al final del mandato del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde
el país ya removido por la acción guerrillera y por un movimiento
laboral en franco proceso de radicalización, ingresaba desde 1965 a un
periodo de impotencia y represivo. Esto trajo como consecuencia una alta
movilización de sectores sociales, crisis en los partidos tradicionales
y una permanente inestabilidad política.
A ello se le agregó la manifestación de la crisis
económica y una sensación de ingobernabilidad. El sistema de los
partidos que compartían la escena política, entró en crisis.
El 3 de Octubre de 1968 se produce el golpe de Estado
y se instaura el segundo gobierno militar institucional de las Fuerzas
Armadas. Movimiento castrense dirigido por Juan Velasco Alvarado
y que tuvo dos fases muy definidas: la primera, de transformaciones
reformistas. La segunda, desde 1975 en adelante, como respuesta a la
crisis, de claro contenido antireformista. El gobierno militar -en su
primera fase- quebró el viejo orden oligárquico y recompuso las bases de
dominación Desarrolló capitalistamente el país y promovió a su paso una
movilización social por, a pesar y contra el modelo corporativo. El
modelo de Velasco llegó a su límite en 1975. Los movimientos sociales
que se organizaron en todo el país y que protagonizaron grandes
movilizaciones de masas, enfrentaron al Estado, en un proceso de
radicalización.
Las reformas en la propiedad del agro empresarial,
así como en los campos de la prensa, educación, por nombrar sólo
algunos, determinó una compleja y contradictoria relación entre gobierno
y tendencias políticas. A diferencia de otros gobiernos militares, el
velasquismo no ilegalizó a ningún partido político, pero sí hostilizó a
alguno de ellos.
Pero el gobierno sí había variado los términos de
relación en la representación política: clausura del parlamento y
supresión de los procesos electorales. Con ello dejaba sin carta de
juego a los partidos tradicionales que quedaron así desactivados. Pero
el mismo gobierno creó, a pesar y contra las reformas, nuevos espacios
de lucha política con agentes sociales vitalizados por las mismas y
generadores de acciones de masas nunca antes visto en la historia
peruana.
(El Peruano, 05 de noviembre de 1998)El golpe de Estado de 1968
Al final del mandato del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde
el país ya removido por la acción guerrillera y por un movimiento
laboral en franco proceso de radicalización, ingresaba desde 1965 a un
periodo de impotencia y represivo. Esto trajo como consecuencia una alta
movilización de sectores sociales, crisis en los partidos tradicionales
y una permanente inestabilidad política.
A ello se le agregó la manifestación de la crisis
económica y una sensación de ingobernabilidad. El sistema de los
partidos que compartían la escena política, entró en crisis.
El 3 de Octubre de 1968 se produce el golpe de Estado
y se instaura el segundo gobierno militar institucional de las Fuerzas
Armadas. Movimiento castrense dirigido por Juan Velasco Alvarado
y que tuvo dos fases muy definidas: la primera, de transformaciones
reformistas. La segunda, desde 1975 en adelante, como respuesta a la
crisis, de claro contenido antireformista. El gobierno militar -en su
primera fase- quebró el viejo orden oligárquico y recompuso las bases de
dominación Desarrolló capitalistamente el país y promovió a su paso una
movilización social por, a pesar y contra el modelo corporativo. El
modelo de Velasco llegó a su límite en 1975. Los movimientos sociales
que se organizaron en todo el país y que protagonizaron grandes
movilizaciones de masas, enfrentaron al Estado, en un proceso de
radicalización.
Las reformas en la propiedad del agro empresarial,
así como en los campos de la prensa, educación, por nombrar sólo
algunos, determinó una compleja y contradictoria relación entre gobierno
y tendencias políticas. A diferencia de otros gobiernos militares, el
velasquismo no ilegalizó a ningún partido político, pero sí hostilizó a
alguno de ellos.
Pero el gobierno sí había variado los términos de
relación en la representación política: clausura del parlamento y
supresión de los procesos electorales. Con ello dejaba sin carta de
juego a los partidos tradicionales que quedaron así desactivados. Pero
el mismo gobierno creó, a pesar y contra las reformas, nuevos espacios
de lucha política con agentes sociales vitalizados por las mismas y
generadores de acciones de masas nunca antes visto en la historia
peruana.
(El Peruano, 05 de noviembre de 1998)El golpe de Estado de 1968
Al final del mandato del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde
el país ya removido por la acción guerrillera y por un movimiento
laboral en franco proceso de radicalización, ingresaba desde 1965 a un
periodo de impotencia y represivo. Esto trajo como consecuencia una alta
movilización de sectores sociales, crisis en los partidos tradicionales
y una permanente inestabilidad política.
A ello se le agregó la manifestación de la crisis
económica y una sensación de ingobernabilidad. El sistema de los
partidos que compartían la escena política, entró en crisis.
El 3 de Octubre de 1968 se produce el golpe de Estado
y se instaura el segundo gobierno militar institucional de las Fuerzas
Armadas. Movimiento castrense dirigido por Juan Velasco Alvarado
y que tuvo dos fases muy definidas: la primera, de transformaciones
reformistas. La segunda, desde 1975 en adelante, como respuesta a la
crisis, de claro contenido antireformista. El gobierno militar -en su
primera fase- quebró el viejo orden oligárquico y recompuso las bases de
dominación Desarrolló capitalistamente el país y promovió a su paso una
movilización social por, a pesar y contra el modelo corporativo. El
modelo de Velasco llegó a su límite en 1975. Los movimientos sociales
que se organizaron en todo el país y que protagonizaron grandes
movilizaciones de masas, enfrentaron al Estado, en un proceso de
radicalización.
Las reformas en la propiedad del agro empresarial,
así como en los campos de la prensa, educación, por nombrar sólo
algunos, determinó una compleja y contradictoria relación entre gobierno
y tendencias políticas. A diferencia de otros gobiernos militares, el
velasquismo no ilegalizó a ningún partido político, pero sí hostilizó a
alguno de ellos.
Pero el gobierno sí había variado los términos de
relación en la representación política: clausura del parlamento y
supresión de los procesos electorales. Con ello dejaba sin carta de
juego a los partidos tradicionales que quedaron así desactivados. Pero
el mismo gobierno creó, a pesar y contra las reformas, nuevos espacios
de lucha política con agentes sociales vitalizados por las mismas y
generadores de acciones de masas nunca antes visto en la historia
peruana.
(El Peruano, 05 de noviembre de 1998)El golpe de Estado de 1968
Al final del mandato del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde
el país ya removido por la acción guerrillera y por un movimiento
laboral en franco proceso de radicalización, ingresaba desde 1965 a un
periodo de impotencia y represivo. Esto trajo como consecuencia una alta
movilización de sectores sociales, crisis en los partidos tradicionales
y una permanente inestabilidad política.
A ello se le agregó la manifestación de la crisis
económica y una sensación de ingobernabilidad. El sistema de los
partidos que compartían la escena política, entró en crisis.
El 3 de Octubre de 1968 se produce el golpe de Estado
y se instaura el segundo gobierno militar institucional de las Fuerzas
Armadas. Movimiento castrense dirigido por Juan Velasco Alvarado
y que tuvo dos fases muy definidas: la primera, de transformaciones
reformistas. La segunda, desde 1975 en adelante, como respuesta a la
crisis, de claro contenido antireformista. El gobierno militar -en su
primera fase- quebró el viejo orden oligárquico y recompuso las bases de
dominación Desarrolló capitalistamente el país y promovió a su paso una
movilización social por, a pesar y contra el modelo corporativo. El
modelo de Velasco llegó a su límite en 1975. Los movimientos sociales
que se organizaron en todo el país y que protagonizaron grandes
movilizaciones de masas, enfrentaron al Estado, en un proceso de
radicalización.
Las reformas en la propiedad del agro empresarial,
así como en los campos de la prensa, educación, por nombrar sólo
algunos, determinó una compleja y contradictoria relación entre gobierno
y tendencias políticas. A diferencia de otros gobiernos militares, el
velasquismo no ilegalizó a ningún partido político, pero sí hostilizó a
alguno de ellos.
Pero el gobierno sí había variado los términos de
relación en la representación política: clausura del parlamento y
supresión de los procesos electorales. Con ello dejaba sin carta de
juego a los partidos tradicionales que quedaron así desactivados. Pero
el mismo gobierno creó, a pesar y contra las reformas, nuevos espacios
de lucha política con agentes sociales vitalizados por las mismas y
generadores de acciones de masas nunca antes visto en la historia
peruana.
(El Peruano, 05 de noviembre de 1998)
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